By Margaret Crawford
My arrival at Guadalupe was in the night and full of action; from the bus ride to a taxi on a bumpy dirt road to a car and finally my home for the summer. The road to Guadalupe was dark and coming from Chicago this has been the biggest adjustment to make. When the sun sets around 6:30 p.m. each night, several hours earlier than back home, it is dark outside and not city dark it is so dark that you can barely see inches in front of you without a flashlight. When I arrived at my host family’s home, it seemed like most of the town had turned up to see the new girl arrive. Another difference and adjustment to make from city life to a small village: people care and are interested in everything you do.
My first week left little room for adjustment but being thrown right into the action of the research project and community life ended up being the best way to adapt. I learned from the first-day bugs will bite you with or without bug spray and there might be cockroaches on your clothes in the morning so shake them out before putting them on. I learned shower water is always cold, this will take longer to adjust to, and sore feet at the end of a day in the jungle means data was collected for research.
My other hardest hurdle to overcome has been the language barrier. My Spanish capabilities are little yet I am learning and everyone is helping me regardless. The host family I live with have welcomed me with open arms as if adding another daughter to their household for the time I am here. I do not think this relationship will end with my return to the States in August, rather it is more of a beginning. I also played in the local football match on Sunday for the female Guadalupe team and the support I received from friends and my host family was amazing. I enjoyed playing and was such a great way to introduce myself to the community. I am looking forward to the next matches and activities I will be apart of with my host family and friends in the Osa Peninsula.
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Mi llegada a Guadalupe fue en la noche y llena de acción; desde el viaje en autobús hasta un taxi en un camino de lastre hasta un auto y, finalmente, mi hogar para el verano. El camino hacia Guadalupe estaba oscuro y, desde Chicago, este ha sido el ajuste más importante. Cuando el sol se pone alrededor de las 6:30 p.m. cada noche, varias horas antes que en casa, está oscuro afuera y es tan oscuro que apenas puedes ver pulgadas frente a ti sin un foco. Cuando llegué a la casa de mi familia anfitriona, parecía que la mayoría de la comunidad había aparecido para ver llegar a la nueva chica. Otra diferencia y ajuste para hacer de la vida de la ciudad a un pueblo pequeño: las personas se preocupan y están interesadas en todo lo que haces.
Mi primera semana dejó poco espacio para el ajuste, pero el hecho de ser lanzada directamente a la acción del proyecto de investigación y la vida de la comunidad terminó siendo la mejor manera de adaptarse. Aprendí desde el primer día que los insectos te picarán con o sin repelente de insectos y puede que haya cucarachas en tu ropa por la mañana, así que sacúdalos antes de ponérselos. Aprendí que el agua de la ducha siempre está fría, esto tardará más en adaptarse, y el dolor de pies al final de un día en la selva significa que se recopilaron datos para la investigación con los primates.
Mi otro obstáculo más difícil de superar ha sido la barrera del idioma. Mis capacidades de español son escasas, pero estoy aprendiendo y todos me están ayudando. Mi familia hospedera me recibió con los brazos abiertos, como si agregaran otra hija a su hogar para el tiempo que esté aquí. No creo que esta relación termine con mi regreso a los Estados Unidos en Agosto, sino que es más bien un comienzo.
También jugué en el partido de fútbol local el domingo para el equipo femenino de Guadalupe y el apoyo que recibí de amigos y de mi familia anfitriona fue increíble. Disfruté jugando y fue una excelente manera de presentarme a la comunidad. Espero con interés los próximos partidos y actividades que haré al lado de mi familia anfitriona y amigos en la Península de Osa.